El Líder Supremo dirige la oración del viernes por primera vez
El Líder Supremo dirige la oración del viernes por primera vez desde hace ocho años y arremete contra Trump y los países europeos
A etapa moderada de Hasán Rohaní es cada vez más historia en un Irán
que apela a «la firmeza» y la «resistencia» para hacer frente a los nuevos desafíos
a los que se enfrenta. Por primera vez desde hace ocho años, el Líder Supremo,
Alí Jamenei, dirigió la oración del viernes en la Universidad
de Teherán y lo hizo para arremeter contra el «payaso» Donald Trump,
criticar a los «cobardes» países europeos firmantes del pacto nuclear
y ensalzar a la figura de Qasem Suleimani, general de la Fuerza
Quds asesinado por Estados Unidos el 3 de enero en Bagdad y responsable
de la red de grupos aliados de Teherán que operan en toda la región.
Jamenei pasó página a estos últimos años marcados por la esperanza
que despertó el acuerdo nuclear firmado en 2015 y el acercamiento
a EE UU y preparó a los suyos para un cambio precipitado
por estas dos últimas semanas cargadas de «eventos amargos y dulces».
Fue un discurso carente de autocrítica por el derribo del avión de Ukraine International Airlines
por dos misiles lanzados por error por la defensa antiaérea. Tampoco
hubo mensaje alguno hacia las familias de los 176 fallecidos, la mayoría iraníes.
Calificó el derribo del Boeing 737 de «incidente doloroso», pero acusó inmediatamente
a algunos dentro del país de «seguir instrucciones de televisiones estadounidenses
y británicas para intentar que los iraníes se olviden de ‘los días de Dios’
(los homenajes a Suleimani)».
Un mensaje directo a quienes participaron en las vigilias espontáneas
que se formaron para recordar a los caídos y criticar las mentiras del régimen,
que durante tres días defendió que el aparato cayó «por un fallo técnico».
Según Jamenei, «nuestros enemigos estaban tan felices con el accidente del avión
como nosotros tristes… felices de haber encontrado algo para cuestionar a los Guardianes,
a las fuerzas armadas, al sistema». Ante las críticas y las protestas de los últimos días,
en las que se escucharon gritos que pedían su dimisión, el Líder recordó
la participación masiva en los tres días de funerales de Suleimani,
ejemplo de que «el pueblo iraní apoya la resistencia y rechaza rendirse».
Decenas de miles de fieles siguieron las palabras del Líder en el centro de Teherán
y le interrumpieron con los habituales gritos de
«¡muerte a Estados Unidos!» y «¡muerte a Israel!».
Entre los presentes se repartieron pancartas con el eslogan
‘Estados Unidos empaqueta y piérdete’. Esta es la venganza final
que anunciaron las autoridades iraníes tras el asesinato
de Suleimani y por ello pidió Jamenei que
«la resistencia debe continuar hasta que la región esté
completamente libre de la tiranía del enemigo».
Para esta «resistencia», los iraníes cuentan con el eje creado por Suleimani
para desarrollar una guerra asimétrica, del que forman parte Hezbolá (Líbano),
Ansar Alá (los hutíes de Yemen),
Kataib Hezbolá (Irak), Hash al-Shaabi (Irak), Hamas (Gaza), Liwa Fatemiyun
(formada por hazaras afganos, pero que combate en Siria) y Liwa Zaynabiyun (Siria).
Traición nuclear
El hombre que dirige la república islámica recordó la noche
en la que lanzaron 21 misiles contra dos bases de Irak con presencia de tropas
estadounidenses y aseguró que «el hecho de que Irán tenga el poder de dar
semejante torta a una potencia mundial, muestra la mano de Dios». Fue la primera parte de la venganza por el asesinato del general y la noche en la que fue derribado el Boeing.
La complicada situación del pacto nuclear tras la retirada unilateral de Donald Trump y la decisión de esta semana de Francia, Reino Unido y Alemania de recurrir al mecanismo de arreglo de diferencias del pacto para denunciar a los iraníes fue otro punto clave del discurso. Jamenei acusó a estos tres países de ser «lacayos y herramientas al servicio de Estados Unidos», lamentó que «sus negociaciones tienen muchas trampas y reflejan su mala voluntad» y por ello adelantó que «no podemos confiar en ellos».
Este último giro de los firmantes europeos del pacto se produjo bajo la amenaza de Washington de imponer un arancel del 25% a los vehículos importados de Europa si no denunciaban a los iraníes, según confirmó la ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, que calificó el mensaje estadounidense de «expresión o amenaza».
Según el pacto de 2015, Teherán no puede superar un límite de almacenamiento de uranio de 300 kilos y de nivel de enriquecimiento del 3,67 %, pero desde la salida unilateral de Estados Unidos en 2018 y tras el asesinato de Suleimani la república islámica ha hecho público que no respetará ningún límite. Jamenei siempre mostró sus reservas al acuerdo firmado en 2015 y cinco años después el tiempo, la política de castigos de Trump y la impotencia Europa, incapaz de poner en marcha mecanismos que puedan ayudar a Teherán a superar las sanciones, le han dado la razón.